Unos 9.000 tucumanos estaban esperando con ansías e incertidumbre la llegada de la segunda dosis de la vacuna Sputnik V. Se trataba de las personas que habían sido vacunadas por primera vez después del 15 de marzo; a algunas, ya se les había vencido el plazo de 12 semanas recomendadas como máximo para completar el calendario de vacunación; para otras, esa fecha se acercaba. Sin embargo, en estos días culminó la angustia pues ayer llegó un cargamento de suero a la provincia.
El Gobierno local informó que unos 13.200 comprovincianos recibirán hoy la segunda dosis, ya que se incluyó a aquellos que fueron vacunados hasta el 31 de marzo inclusive. Quienes se pusieron su vacuna en abril, en cambio, todavía no han sido citados y se les pidió que se abstengan de concurrir. Pero, ¿qué pasa si se demora la aplicación de la segunda dosis? ¿Hasta cuándo se puede esperar?
El Ministerio de Salud de la Nación ha explicado que los esquemas de vacunación que son administrados en más de una dosis deben respetar un intervalo mínimo de tiempo entre la primera y la segunda dosis para producir inmunidad. Estos lapsos son establecidos por los laboratorios productores. Para el caso de las vacunas que se utilizan actualmente en nuestro país, estos son: Sputnik-V (21 días, como mínimo); Covishield (56 a 84 días, de mínima); AstraZeneca (56 a 84 días, mínimo) y Sinopharm (21 a 28 días). Si bien ese intervalo nunca debe ser menor al indicado -ya que esto puede afectar su eficacia-, no se cuenta con un límite máximo para aplicar la segunda dosis. Empero, la comunidad científica coincide en que no deberían transcurrir demasiado.
¿Qué decisión ha tomado la Argentina con respecto a ese intervalo? El 26 de marzo de 2021, la Nación en acuerdo con las 24 jurisdicciones y con la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), siguiendo los lineamientos establecidos por expertos internacionales, recomendó diferir la aplicación de la segunda dosis de cualquiera de las vacunas actualmente disponibles un intervalo mínimo de 12 semanas (tres meses) desde la primera. Eso estaba vigente hasta el jueves último. Ese día, en la última reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa) se optó por acortar el intervalo entre la primera y la segunda dosis (de 12 a 8 semanas) en el caso de AstraZeneca y Sputnik V y a 4 semanas en el caso de Sinopharm, "atento a las coberturas que se lograron con las primeras dosis, al actual flujo de vacunas y la importancia de completar esquemas ante el riesgo que implican las variantes de preocupación".
¿Y si transcurre más tiempo? En una charla con este diario, el infectólogo Eduardo López, miembro del comité que asesora al Gobierno Nacional, expresó que después de los 90 días del primer pinchazo se corre el riesgo de que baje la protección. "La segunda dosis es importante porque constituye un refuerzo; aumenta los anticuerpos", dijo. Además, mencionó que no se conocen todavía estudios sobre qué sucede transcurridos más de seis meses de la colocación.
Con sus dichos coinciden otros expertos consultados en todo el país. Jorge Geffner -titular de la cátedra de Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet- le dijo al diario La Nación que el esquema de dilatar la segunda dosis es una buena estrategia para ampliar el porcentaje de ciudadanos vacunados, pero advirtió que en un escenario de una sola dosis no hay compromiso de eficacia.
La vacuna fabricada en Rusia consta de dos componentes diferentes, adenovirus 5 y adenovirus 26. Es una plataforma similar a la de otras vacunas, como la Johnson & Johnson. Pero diferente a la AstraZeneca, por ejemplo, que tiene sus dos elementos similares. El objetivo sanitario del Gobierno nacional consistió en inocular a la mayor cantidad de personas con al menos una dosis y en el menor tiempo posible (antes de la temporada más fría del año). Algo similar hizo el gobierno británico.
De las más de 20 millones de vacunas que se distribuyeron en la Argentina, la rusa es la que llegó en mayor número: casi 9.5 millones corresponden a Sputnik V. Además, se enviaron a todos los distritos 4 millones de Sinopharm; el resto fueron AstraZeneca y Covishield.
En este contexto, también resonaron las declaraciones del secretario ejecutivo del Siprosa, Luis Medina Ruiz, quien había hablado con LA GACETA al respecto. Según el médico, aunque hayan transcurridos más de 90 días, no se pierde la protección contra el coronavirus ("no significa que uno se quede sin inmunidad en absoluto"). Nuestro organismo -explicó- tiene la capacidad de generar anticuerpos cuando ingresa el antígeno de la vacuna o cuando nos contagiamos. Pese al paso del tiempo, queda una memoria inmunológica que se activa si tenemos contacto con el virus. Sin embargo, el escenario ha cambiado con la amenaza de la variante Delta. El médico Jorge Ramacciotti, Jefe de Terapia Intensiva del Hospital Padilla, fue categórico al respecto: "con esta cepa, una sola dosis de cualquier vacuna tiene bajísima efectividad". En definitiva y a juzgar por las declaraciones de los expertos, urge que la Argentina avance con la colocación de la segunda dosis.
Vacunan con la segunda dosis de Sputnik a 13.200 personas